Entrevistas

Tim Collins «Tenemos muchas ganas de conectar las Américas de Norte a Sur»

Julio, es verano en Suecia. Aurora descansa en su cochecito y nosotros nos sentamos a conversar en la puerta de una casa ubicada en una calle cuyo nombre no sé pero seguramente no podría pronunciar.
A Tim Collins lo conocí el año pasado en el Swingtiago Lindy Weekend dando clases con Ruchi Avilés. Quedamos en juntarnos para conversar esa vez pero por los ajetreos típicos de festival de fin de semana no pudimos. Dos meses después nos encontramos, de casualidad, en Herräng Dance Camp. Bastante tiempo después, palpitando el Swing Break México les comparto esta nota en la que el bailarín oriundo de Seattle me cuenta cómo empezó a bailar, sus proyectos, el estado de la escena de baile de México y sus ganas de continuar con esta vida de baile, viajes e intercambios culturales acompañado de su hija.*

Tim empezó a bailar en Estados Unidos, su país de origen, en un club de Swing de la escuela “en ese momento hacía karate, pero había mucha competencia y no me gustaba, en el Swing vi el movimiento que estaba buscando pero sin la agresión que requieren las artes marciales”. Como tantos otros bailarines con los que hablé, se sintió motivado por el comercial de GAP, por Zoot Suit Riot y por el Neo Swing.
En ese momento no pensó que iba a seguir con esto por mucho tiempo, pero entre el perfeccionamiento personal, las invitaciones a eventos y los viajes de fin de semana al interior de Estados Unidos, el baile se volvió gran motor de su vida “vendí todo lo que tenía para ir a bailar y no me importaba nada”. Su primer experiencia enseñando fue ir un mes a Suiza a dar clases para principiantes “ahí pude empezar a entender cómo compartir el baile y tuve otros maestros con quién practicar e intercambiar” eso lo llevó a viajar a Herräng en el 2001. 17 años después, en el mismo lugar, le hago esta humilde entrevista.
¡Gracias Tim! Por tu tiempo, tu apertura y predisposición.

Tim en el Swingtiago Lindy Weekend 2018 por Edo García

¿Cómo llegaste a México?
Después de varios años en Europa conocí mucho amigos, conseguí trabajo en Rusia, viví ahí un tiempo; fui a estudiar baile africano en Ghana un año; regresé, tuve una novia de Suiza, me mudé ahí un tiempo y luego llegó una invitación a India donde estuve años dando clases y abrí un estudio de baile en Mumbai. Funcionó más o menos, pero plantamos una semilla y ahora hay una escena ahí.
Por otro lado, venía a Herräng todos los años y conocí a Ruchi y Pao (Avilés), que estaban trabajando y siempre se paraban en la reunión de las nueve para que alguien vaya a México. Decían «¿quién quiere ser el mejor bailarín de Swing en todo el país?» y yo pensaba “pues, me voy, ya se acabaron Suiza y la India”. Quise algo nuevo, quise ir a ayudarlas en principio unos meses y la verdad que lo que tuvimos como equipo de trabajo fue excepcional, no había vivido antes tanto apoyo en un equipo, queriendo una meta. Ellas habían comprado una casa: nuestra casa que se llama Cracovia 32, donde hacemos de todo: es una pista de baile, tenemos un hostelito para recibir artistas y bailarines -así que ya sabes: tienes una casa ahí- y una oficina. Empezamos a acomodarlo para que sea un estudio de baile y como Pao es payasa siempre tuvimos varietés de circo, entonces es una casa de circo y swing. Y a la comunidad de México le encanta bailar, entienden al baile, ya saben cómo tocar, cómo recibir corporalmente. Eso no lo tuve en la India.

¿Por una cuestión cultural?
No sólo hay que entender al baile, sino todo una cultura de cómo tocar a la persona de otro sexo. No tenían ese tacto, además hay algo cultural de que no hay baile en pareja. En México todo estaba facílisimo: equipo de trabajo, estudio de baile, gente que le encanta bailar. Tuve como 40 personas en las primeras clases que hice, todo fluyó. De un mes pasaron a ser seis años y medio que llevo allá, creciendo y aprendiendo.

¿Cómo sentís que está la escena de Swing de México ahora?
Ahora aún es bastante joven, están muy emocionados, tienen muchas ganas. Me encanta ver cómo se sienten como comunidad, tenemos un chat todos, conocemos a todo el mundo, son 200 o 300 personas que se consideran lindy hoppers. En el último censo se vieron como 235, más o menos y sé que hay más. Para lo que quiero lograr creo que tenemos muy buen baile, tal vez algunos van a lograr más y otros sólo quieren estar ahí, con los amigos. Pero bueno, a veces siento que si quito la música de Swing y pongo un soundtrack de Salsa ¡se va a ver más como salsa que como swing!
Estoy disfrutando estar acá en Herräng ahora porque sé qué quiero para la escena: estoy escuchando las clases, Ruchi le está preguntando algunas cosas a los maestros, estamos investigando cómo logramos ese groove, ese feeling. La gente en México tiene un groove, un feeling y ritmo muy pegado a otros bailes, pero siento que lo estamos logrando, está sucediendo, es una cuestión de tiempo. Hay cosas que te las enseña el tiempo bailando y ahora la escena es bastante joven.

Tim & Ruchi Avilés. Foto por Edo García

Recién sentada en el Ice Cream Parlor conocí a un bailarín mexicano que me contó que se abrieron nuevas escuelas en distintos lugares de México, ¿esas también dependen de ustedes?
No, nosotros somos Swing México. La segunda escuela que abrió, 2 o 3 años después, se llama Swing Forever México y está a cargo de otros maestros que también hicieron su investigación durante un tiempo, más que nada por YouTube y son bailarines de mucho tiempo de otros estilos. Nosotros somos un poco más del Sur y ellos son más del Norte. Después un alumno nuestro quiso hacer algo más a su manera y abrió una que se llama Big Mamma, y era más como un club social. Ahora creo que no están haciendo mucho. Pero de Swing Forever uno de sus maestros se separó y empezaron su escuela que se llama Lindy Step México y luego hay otros dos o tres chicos que dan clases por ahí. Yo creo que la Ciudad es grandísima, es difícil llegar a todos lados y nos está haciendo muy bien que haya tanta energía, porque tenemos que expandirnos mucho.
Habitamos una cultura que tiene mucho baile propio: Mambo, Cumbia, Cha Cha Cha, Danzón, Tango, entonces necesitamos muchas personas bailando Swing. Estamos generando mucho público interesado en este baile y yo creo que el siguiente paso para la escena en general es empezar a definir hasta dónde. Estoy muy agradecido que la mayoría de esas escuelas nos vamos a juntar en agosto, ahora cuando lleguemos, para empezar entre todos a charlar.

Algo vi en Facebook, que estaban organizando juntarse.
Hubo una situación que generó incomodidad para una escuela y la otra no lo sabía… como pisando un poco al otro. A partir de eso creo que es muy importante que tengamos esta charla para poder ponernos de acuerdo y ver cómo puede promoverse tu escuela, tu evento en mi evento, etcétera para que estemos todos bien. Sabemos que nos conviene promover a todos y creo que eso nos va a hacer muy bien.

El censo de Swing México es una gran iniciativa. ¿Cómo surge la idea?
Este año fue el segundo que hicimos. En el primero quise saber más acerca de nuestro público: cuántos somos, qué les gusta. Era muy básico: ¿qué banda te gusta? ¿en qué nivel considerás que estás? ¿viajaste o querés viajar? ¿has concursado o querés concursar?
En el segundo empezamos a preguntar cosas más específicas: por ejemplo “¿en qué transporte llegás a los bailes?” para saber si planeamos un baile que no está directamente al lado del metro, cuánta gente no va a poder llegar. Eso nos ayuda a empezar a tomar decisiones más inteligentes. Y además escribieron cosas muy lindas… me parece que hay algunas personas que sienten que hay una batalla entre escuelas, otros que no les importa para nada y otros que están bailando por alguna cosa muy específica, como por ejemplo la ropa. Todo eso nos da mucha información y  por eso lo compartimos y hacemos un gráfico.

Se nota que las preguntas no son al azar, sino que tiene fundamento. ¿Tuvieron ayuda de alguien con conocimientos que los ayudó a hacerla?
Tenemos nuestro equipo en Swing México. Tenemos una gestora cultural que trabaja full time con nosotros que revisó mucho. Nuestra communication manager, Arzu, también quiso saber ciertas cosas muy específicas ya que eso la ayuda a conocer su público y saber dónde está dirigiendo sus anuncios. Yo creo que de alguna forma estamos tratando de ser más inteligentes, no perder tiempo con público que seguramente no va a venir, sino apuntar a la gente que sí está interesada.

¿Pusieron una encuesta en el grupo de Facebook? ¿Cómo llegó a la gente?
En el grupo de Facebook y en la página.


¿Cuál es el espíritu de Swing Break México? Contame de su surgimiento.
Swing Break empezó con una charla. Invitamos a Kevin [St. Laurent] y Jo [Hoffberg] a México, son amigos nuestros desde hace mucho tiempo. Entonces vinieron a grabar iLindy -que es una de las producciones de Swing México- y a hacer un taller, que duró como 10 días y pues sí, entre fiestas y pláticas, ellos contaron que también tenían ganas de tomar un rol con un poco más de directiva de un festival, ya que piensan que han vivido muchos festivales, vieron qué funciona y qué no y querían diseñar el suyo.

El equipo organizador de Swing Break México. Foto por Yubila Cruz

Nosotros habíamos justo regresado de San Pancho, el lugar donde finalmente lo hicimos, y ahí, pues, encontramos la posibilidad. En México es bastante difícil producir cosas, no es un país que te las facilite, pero en San Pancho encontramos los contactos y empezamos a creer que puede ser posible. Tenemos muchas ganas de conectar las Américas de Norte a Sur y creemos que México es un buen intermedio, aunque sabemos que no es tan fácil llegar. Con esta visión fue con la que empezamos, no sé qué tanto va a suceder, porque en dos años empezamos a aprender cuánto cuesta producir en México y no es barato. Nuestras expectativas de producción son muy altas porque nuestra escuela de producción es esta: Herräng, entonces no estamos contentos con cualquier cosa. Queremos que las cosas estén muy bien hechas. Hay algunas cosas que hacen que el festival sea más caro de lo que nos gustaría, por ejemplo: es una playa en la mitad de la nada que ni siquiera construyen con madera porque no se aguanta y tenemos que construir una pista de baile permanente; pero de todos modos creemos que vale la pena hacerlo.

¿Cómo es viajar con Aurorita?
Es bellísimo. Yo siempre he viajado, Ruchi y yo de chicos hemos viajado con nuestras familias y abre otras puertas. Ella nos da otro ritmo, ya no somos muy fiesteros, siempre hicimos lo que se nos daba la gana y ahora tenemos otra prioridad, pero tenemos la necesidad de compartir todo lo que podamos con ella. No esconderle ninguna cosa y permitir que ella nos enseñe su ritmo, responder a eso. Sentimos que la estamos pasando muy bien, es muy activa, está muy involucrada y presente. Nos encanta ver cómo está creciendo.

Alta en el cielo. Foto por Yubila Cruz

¡Muchas gracias! ¿Algo más que quieras decir?
Hablando de Latinoamérica, me dio mucho gusto ir a Chile, era la primera vez que íbamos a compartir la escena del Sur, ver gente de Argentina, de Brasil, excelente calidad de baile, ver que sí se puede, sentirnos más cerca de la comunidad de la que somos parte. Compartimos la misma cultura de calidez, que es muy bella. Y tengo muchas ganas de que nos acerquemos más, que los que puedan vengan a México a vivir uno o dos meses y compartir con nosotros la importancia de esa historia, de este arte que estamos desarrollando todos juntos. Yo creo que gracias a la comunicación y las redes sociales podemos sentirnos juntos, espero que podamos, tanto nosotros ir para allá, como que también vengan más bailarines para acá para compartir su baile.

Preguntas a 240 bpm:

  • ¿Zapatos o zapatillas? Zapatos.
  • ¿Paso preferido de Authentic Jazz? Eagle Slide.
  • ¿Competir o hacer una performance? Oh… los dos, tengo más experiencia haciendo performance, así que: competir.
  • ¿Otro estilo de danza que no sea Lindy Hop? Tango.
Tim & Aurora por Karol Urzúa

Tim es un ejemplo de lo que el universo del baile nos brinda cuando nos entregamos a él en un plan de enriquecimiento personal. La cantidad de personas distintas con las que interactuamos -cada una con su cultura- sumado a las formas en la que la escena se va transformando a lo largo de los años, inevitablemente nos hace crecer. La idea de Tim de unir Norte y Sur tiene mucho sentido y me encantaría formar parte de eso. Este año no puedo ir, pero… quién te dice, voy el próximo. Para quienes estén por viajar: ¡espero novedades de Swing Break Camp 2019!

Abrazos,
O.

*En este texto se utiliza el género masculino para indicar plural apelando, en primer lugar, a la economía del lenguaje y, en segundo lugar, para facilitar el uso de la opción de traducción automática. Sin embargo, entiendo que al hacerlo se invisibiliza la presencia de los géneros femenino y binario, los cuales también está contemplados en el relato realizado.

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