Parece que el dos mil veinte es el año de los desafíos.
Y no estoy hablando de los acontecimientos sociales y económicos que sucedieron hasta ahora -que igual sí- sino más bien de lo que viene pasando con el baile.
Si formás parte de la escena de Swing y Blues probablemente sepas de qué estoy hablando. Y también es posible que te hayan nominado para al menos un desafío de baile que consiste en aprenderte una secuencia, filmarte y publicarla.

La historia de los «challenge» en redes sociales tiene larga trayectoria. Recordarán el «ice bucket challenge» o el «10 years challenge«. Todos consisten en cumplir un reto, filmarse y subirlo a redes desafiando a alguien más para que lo haga. O simplemente publicar alguna foto particular. Algunos, como el primero que mencioné, tienen una intención por detrás, ya sea benéfica o de apoyo y difusión de una causa. Otros solamente se vuelven populares por ser divertidos. Lo cierto es que su principal propósito es ser una tendencia viral, y este fenómeno puede darse gracias a las características de las redes sociales.
Enero bailando
El año arrancó con dos challenge de baile en puerta: el Jazzuary y el Fierce Solo Challenge. Jazzuary propone un calendario con una consigna por día, durante los 31 días de enero, para que te focalices en tu baile de Authentic Jazz. El Fierce Solo Challenge duró 10 días en los que se publicaba por la mañana una consigna y un tema sugerido para hacerla, con la finalidad de explorar y desarrollar tu baile de solo Blues. Ambos te invitaban a filmarte y compartirlo, haciéndole frente a dos de nuestros problemas más recurrentes: ponernos a practicar y mirarnos bailando.
Mi enero fue una locura, me hice cargo de los dos desafíos y los trataba de meter en el momento del día que podía, lo cual hacía que a veces los lleve a cabo más por cumplir que por explorar. Pero a veces realmente me apropiaba de las consignas y les sacaba un montón de provecho. Fue hermoso porque mi feed se llenó de gente bailando, compartiendo sus mejores intentos y también sus fracasos y conocí muchxs bailarinxs de distintos lados del mundo. En lo personal recibí un comentario general: «uau a esta Ornella que se anima a mostrarse así». Yo creía que estaba aburriendo de sobremanera a la gente que me sigue en Instagram y que no baila, pero, por el contrario, el día que no subía nada me preguntaban qué había pasado. «Check» a la casilla de difusión.
La propuesta frente al COVID19
Hace más de una semana que en Buenos Aires estamos en cuarentena obligatoria y, desde nuestras casas, los desafíos de baile empezaron a aparecer. El primero en el que me etiquetaron y tal vez más popular hasta el momento fue creado en China desde Topia Swing. La propuesta es bailar Capital Idea de Gene Krupa para apoyarnos en la situación que se está viviendo. El resto de los que vi surgieron de la iniciativa de ponerse en movimiento desde dónde cada uno esté y se transformaron en una gran opción para que profes y escuelas puedan seguir generando contenido en esta época que nos impide encontrarnos en persona.
¿Por que habría de sumarme a un challenge?
La primera respuesta que me sale decir es «¿por qué no?» 😆. La segunda es: «para apoyar la causa que se está difundiendo». También aparecen otras: para no ser descortés con la persona que te convocó a hacerlo; para subirte al hype; porque tenés ganas de subir un video tuyo bailando; como excusa para ponerte en movimiento; para efectivamente desafiarte… Y acá me detengo: en los que hice hasta ahora, el momento más rico fue cuando los tuve que aprender y cuando, después de un par de repeticiones, empezaba a aparecer algo de mi estilo en la secuencia. Creo que esto es lo que hay que buscar si vamos a enfrentarnos a alguna de las tantas propuestas de aprendernos una rutina que surgieron. Sacarle jugo al proceso: identificar qué nos cuesta más, qué nos resulta más fácil y cómo le podemos poner nuestra esencia.
Algunas conclusiones antes de irme a dormir
Creo que es la primera vez que me siento a escribir algo y lo publico en el momento. No sé muy bien ni por qué me puse a escribirlo, supongo que por la necesidad de compartirles estas ideas antes de -tratar de- irme a dormir:
- Cuánta visibilidad está teniendo el baile solo. Más allá de que ahora no queda otra por el necesario distanciamiento social, era algo que ya había empezado a sentir con los challenges de principio de año.
- Es un buen momento para que reflexionemos sobre nuestros procesos de aprendizaje. Y no sólo lo digo por ser una ñoña de la educación. Gran oportunidad, ahora que tenemos que sacar el piloto automático, para pensar cómo nos gusta aprender, de qué forma podemos ser estudiantes activxs, qué tipos de instrucciones nos sirven a la hora de bailar. Y para entrenar el aprendizaje por copia, que es como se transmitían los pasitos de baile en los inicios.
- Los desafíos de baile y la invitación a que los publiquemos nos abre las preguntas: para qué y para quién bailamos. Este contexto incierto me está enseñando que algunas preguntas mejor habitarlas y no tratar de cerrarlas en seguida.
Cuídense, lávense las manos, sean amables con ustedes mismxs y por favor, no salgan de casa.
Abrazos,
O.
Un comentario sobre “2020 como #Challenge”